En invierno frio, en verano calor, pero en ambos las facturas son desorbitadas… Este es el caso común de la mayoría de viviendas, ¿el motivo? la mala eficiencia energética. Según la inmobiliaria Don Piso solo el 1% de las viviendas de nuestro país cuentan con la máxima calificación energética. Este problema se solucionaría con la mejora de la eficiencia energética de los edificios, pero también la sociedad puede contribuir a ello cambiando algunos hábitos. Existen diversos organismos o canales de comunicación que brindan consejos y recomendaciones para ahorrar como por ejemplo el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, pero muchas veces tanta información conduce a errores y creencias falsas.

Que si deja la calefacción encendida por la noche, que si pon radiadores más grandes, aire acondicionados al máximo… Vamos a ver cuántas de estas creencias son verdad o simplemente son mitos.

Dejar la calefacción encendida toda la noche no es lo más recomendable, pero en el caso de viviendas muy mal aisladas podría dejarse el termostato encendido a 15-17 grados. En los demás casos lo suyo es apagarla al acostarse y encenderla unos minutos al levantarse.

El radiador debe ser acorde a las dimensiones de la sala, un radiador más grande solo significa derroche energético, ya que cada grado centígrado en que se incrementa la temperatura de un edificio o vivienda, el consumo energético aumenta en un 7%, igual que el gasto en calefacción y las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Poner el aire acondicionado al máximo no hará que baje la temperatura de la vivienda, lo suyo es ajustarlo entre los 22 y 25 grados centígrados, con un nivel de humedad del 45-60%, ponerlo a más temperatura solo se traduce en un gran derroche y un posible resfriado. Para ponerlo en práctica lo mejor son los aparatos de  aires acondicionados con tecnología inverter.

Los electrodomésticos de alta eficiencia, o conocidos como clase A, si compensan. Aunque sean más caros en el momento de comprarlos, pueden generar hasta 600 euros de ahorro en consumo eléctrico comparándolos con los menos eficientes de clase G.

Por último mencionar que la apuesta por el ahorro y la eficiencia energética no es cara, hay que verla como una inversión a largo plazo para nuestro país. Además de convertir a España en un país más competitivo, dará a sus habitantes un mayor confort con un menor consumo energético.