La iluminación, la alimentación energética y la climatización consumen una cantidad ingente de energía y eso se traduce en dinero. Y es que el 30 por ciento del gasto energético que se genera en Europa proviene de los edificios. Debes saber que se puede ahorrar energía y lo conseguiremos aumentando la eficiencia energética de los hogares y viviendas. En los edificios antiguos o con instalaciones deficientes hay que llevar a cabo reformas y en muchos casos, importantes labores de rehabilitación. Por suerte, existen algunas ayudas públicas a las que vale la pena acogerse.

Debes saber que una buena climatización exige un buen aislamiento, y que si queremos estar frescos en verano y tener una buena temperatura en invierno, tendremos que tener un sistema de climatización en casa. Los sistemas actuales son cada vez más potentes, limpios, silenciosos y eficaces, pero estos aparatos no funcionan solos. Consumen mucha energía, de modo que nuestros hogares tienen que estar preparados para ello, porque si no lo están malgastamos esta energía. Y es que si nuestra vivienda no está bien aislada térmicamente, por muy bueno que sea el sistema de climatización, no notaremos unos buenos resultados. El aire acondicionado, por ejemplo, tendrá que trabajar sin parar para mantener la vivienda fresca y en invierno, la estufa tendrá que estar siempre encendida.

Esto, como bien entenderás, supone un gasto de energía y dinero enorme. Lo ideal sería que la vivienda conservara la temperatura interior, de modo que los aparatos solo tuvieran que funcionar a ratos. Consciente de esta circunstancia, la Unión Europea tiene en marcha varios planes y programas que incluyen diferentes tipos de ayudas y subvenciones. La energía se produce principalmente a partir de combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas natural. Además de que tarde o temprano se acabarán, su combustión libera CO2 a la atmósfera, el principal gas de efecto invernadero que provoca el cambio climático. Para cumplir con los compromisos adquiridos con el Protocolo de Kyoto la Unión Europea da muchísima importancia a la política ambiental.

El objetivo es reducir al máximo la dependencia de los combustibles fósiles, esto no es algo que se pueda hacer de un año para otro. Esto exige un esfuerzo continuo que se plasma por medio de programas de actuación. Actualmente, estamos inmersos en el Plan Europa 2020, con el que se pretende reducir un 20 por ciento el consumo de combustibles fósiles y otro 20 por ciento la emisión de CO2, además de conseguir que las energías renovables terminen suponiendo un 20 por ciento del total. La Unión Europea trabaja en varios frentes, y el de la edificación es uno de los más importantes, donde están las ayudas del programa PAREER-CRECE del Fondo Nacional de Eficiencia Energética, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.