El consumo energético de una casa eficiente que tenga una calificación A, que es la más alta, puede ser en torno a diez veces menor que el de una vivienda nada eficiente, calificada con una G que es la peor calificación de esta escala. Estos son los datos facilitado por la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma, que asegura que con una moderada inversión a la hora de rehabilitar un hogar se puede mejorar de modo importante su eficiencia y lograr considerables ahorros que pueden amortizar en pocos años el coste de la mejora. Y es que las casas eficientes son las que demandan poca energía gracias a su diseño y materiales, y que a su vez incorpora equipos cuyo consumo energético es el mínimo posible.

Esto se consigue por ejemplo con la tecnología de los mismos y al aprovechamiento de las fuentes renovables más adecuadas según la zona en la que se encuentre la vivienda. Los beneficios de una casa eficiente son un mayor confort, el ahorro energético, las bajas emisiones de CO2 y un importante compromiso con el medioambiente y con la calidad de vida de sus usuarios. Una casa eficiente será cálida en invierno y fresca en verano, cualidades que optimizan así la eficiencia de la calefacción, refrigeración e iluminación, lo que disminuye la necesidad de utilizar medios artificiales y  permite un ahorro energético importante.

Porque hoy en día en Europa, los edificios representan el 40% del consumo energético y de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Por este motivo es clave la eficiencia energética de los edificios nuevos y antiguos para abordar el cambio climático y el ahorro de recursos. En el año 2010 se adaptó la nueva legislación sobre eficiencia energética y esta establece que los edificios nuevos deberán tener un consumo casi nulo en 2021. Además, en el año 2019 esta normativa será de obligado cumplimiento para los edificios públicos.

Por otro lado, el 21% del consumo total de plásticos en Europa pertenece al sector de la construcción, lo que sitúa esta aplicación en la segunda más importante tras los envases. Los plásticos dentro de las estructuras de los edificios tienen multitud de aplicaciones: aislar e insonorizar paredes, canalizar el agua limpia y evacuar las aguas residuales a través de tuberías, para sistemas de recuperación de calor o para conductos de ventilación, entre otros. Pero es que los plásticos también se emplean para la fabricación de paneles solares en tejados inclinados, revestimientos o elementos de protección contra los rayos ultravioleta. Otra innovación que depende de los plásticos es la pila de combustible que transforma el hidrógeno y el oxígeno en energía eléctrica. Y es que las soluciones plásticas son casi infinitas y son grandes aliados de una vivienda energéticamente eficiente.