Más de 13’5 millones de viviendas no cumplen las exigencias mínimas de ahorro de energía según los estudios del Consejo Economico y Social. Los hogares representaban el 18% del total de consumo de energía final y son responsables del 6’6% del total de emisiones de efecto invernadero. En la eficiencia energética de los edificios y viviendas intervienen muchos factores, todos ellos relacionados con la energía y el confort. Un edificio es eficiente cuando se encuentra dentro de unos parámetros conocidos como clasificación energética, parámetros que indican el nivel de eficiencia de la vivienda.

En cuanto a cómo calculamos la eficiencia energética de un edificio, se hace midiendo la energía que se consume durante un año en condiciones normales de uso y ocupación en cuanto a calefacción, agua caliente sanitaria, ventilación, iluminación, etc. Estos datos expresan unos  valores finales de consumo de energía, medidos en kilovatios hora por metro cuadrado (kWh/m2 año) en kilogramos de CO2 por metro cuadrado de vivienda (kg CO2/m2 año). A su vez, estos se corresponden con una letra de la escala de eficiencia energética en edificios. En bases a los resultados que obtenga la vivienda se realizará el certificado energético que determina en función de una letra la calificación energética de esa vivienda, expresado de la A a la G.

Por ejemplo, una vivienda eficiente con clasificación energética (A) consume hasta un 90% menos de energía que una que esté catalogada con el nivel más bajo (G). La tendencia actual en construcción es la de construir edificios de bajo consumo energético, tal y como recomienda  la Directiva Europea 2010/31/UE. Un edificio con clasificación energética tipo A puede consumir hasta un 40-50% de energía menos que un edificio convencional. En cuanto al cómo mejorar la eficiencia energética de un edificio, esto se consigue a través de la renovación de los sistemas relacionados con la energía como los sistemas de calefacción, aire acondicionado, ventilación, iluminación, electrodomésticos, etc.

El uso de sistemas eficientes de calefacción, como calderas de condensación o bombas de calor, que además de ser más eficientes emiten menos emisiones directas de CO2 a la atmósfera, mejorar el aislamiento y la estanqueidad, cambiar las ventanas supone una mejora de la eficiencia energética ya que ayuda a conservar el frio o calor que se genera en la vivienda y aislarla del exterior. También hay que integras las energías renovables como energía solar térmica, geotermia, aerotermia, etc. busca las energías renovables que te permitan ahorrar energía y reducir emisiones directas de CO2. Por último hay que mejorar el aislamiento y eliminación de puentes térmicos, cambiar las ventanas supone una mejora de la eficiencia energética que te ayudará a aislar la vivienda, y aprovechar la luz natural.